Tito Bustillo, una de las cuevas con arte parietal más valiosas del mundo, declarada en 2008 Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, debería estar «blindada» frente a cualquier agresión que pudiera perjudicar a sus pinturas, pero su protección aún dista mucho de ser idónea y algunas medidas de conservación con las que esta caverna debería contar son sólo proyectos.
Afrotunadamente, algunos de ellos comienzan a ponerse en marcha. Así, ayer se conocía el primer avance administrativo para la ejecución de una obra importante de cara a la conservación de la cueva: el saneamiento del río San Miguel, un curso subterráneo que discurre por el interrior de la caverna y que en varias ocasiones se ha desbordado y ha anegado la gruta. El problema es que sus aguas no están saneadas y arrastran vertidos, como purines y otras aguas residuales, que pueden provocar daños en las maravillas geológicas de Tito Bustillo, así como en sus pinturas rupestres.