El prehistoriador francés, una de las figuras del congreso Atlantiar. Clottes ha recorrido varios continentes para conocer las prácticas de los chamanes actuales.
«No me gusta el término ‘Homo sapiens’. Porque no podemos decir que seamos una especie sabia, y si lo que realmente expresa el término es que que tenemos conocimientos, los animales también los poseen. Ya sé que no voy a conseguir que las cosas cambien, pero propongo, para definir a la especie humana, la palabra ‘Homo espiritualis’, o mejor todavía ‘Homo espiritualis artefactus’, o algo parecido, porque no solamente es un ser espiritual, es un ser que también sabe hacer artefactos», dijo ayer el prehistoriador francés Jean Clottes en una de las ponencias del congreso Atlantiar. Clottes defiende que las pinturas de las cuevas fueron realizadas por chamanes, por personas que acudían a las cavidades «en busca de poder y para contactar con los espíritus».
El primer congreso Atlantiar sobre prehistoria reunió ayer a trescientas personas en el salón de congresos de Ficoba, en Irun. Los organizadores de la asociación Jauzarrea, con el fotógrafo y editor Xabi Otero a la cabeza, se pueden sentir contentos. Han completado el aforo y han tenido que decir que no a bastantes personas interesadas. La intención era congregar a simples ciudadanos interesados por la prehistoria vasca y realmente la mayoría de asistentes era gente que profesionalmente nada tiene que ver con la materia.
Clottes reconoce que «no hay pruebas, pero sí indicios», los cuales le permiten aferrarse con fuerza a la teoría del chamanismo. Cree que las pinturas en cuevas de ambiente chamánico se tratan de un fenómeno europeo, «que va desde Rumanía hasta el sur de la península ibérica», y los mejores ejemplos estarían en Francia: el llamado «brujo» de la cueva de Gabillou, en la Dordoña, la «escena del pozo de la cueva de Lascaux y el «brujo con arco musical» de la cueva Trois-Fréres.
Aquellos ancestros nuestros fueron «hasta lo más recóndito de las cuevas con lámparas y antorchas, bien preparados, y tenían contactos a nivel europeo». Estamos ante unas pinturas que comenzaron a elaborarse hace 40.000 años, y cuyos últimos ejemplos datan de hace 12.000.
«No sólo es el trance»
Clottes definió así el chamanismo: «No es solamente el trance. Los dos principios fundamentales son el de la permeabilidad y el de la fluidez. Con la permeabilidad quiero decir que los espíritus vienen y se aparecen a ciertas personas, y también se puede dar el caso contrario, que las personas vayan adonde los espíritus; y la fluidez hace referencia a que un chamán puede convertirse en mujer y en animal». Este tipo de espiritualidad se desarrolló entre los pueblos cazadores.
Así pues, los chamanes se adentraban hasta los rincones más recónditos de las cuevas, allí entraban en trance y pintaban esos motivos de animales y personas que han llegado hasta nuestros días. En bastantes ocasiones se valían de las oquedades y prominencias de las paredes y lo que hacían era completar ciertas formas sugerentes que ya estaban en la naturaleza. Ese uso de contornos naturales se aprecia también en el abrigo de Altxerri (Aia). El objetivo de esas pinturas era algo así como «atraer el poder» que guardaban esas cavidades.
Clottes proyectó la imagen de una estatuilla de persona con cabeza de león, hallada en Alemania y con una antigüedad de 35.000 años, y a continuación relató un caso de un país africano: Gabon. «Hace unos 50 años se celebró un juicio. Un hombre fue acusado de matar de un tiro a un vecino suyo. Pero el acusado se defendió, alegando que salió de casa con la escopeta, luego vio al vecino adentrarse en la selva, pero al poco tiempo le apareció un chimpance macho en actitud amenazante, y le disparó un tiro. Resultaba que el vecino era un chamán. El jurado admitió como válida la explicación del acusado, y lo absolvió».
Clottes ha recorrido varios continentes para contactar con los chamanes actuales. Ha estado, por ejemplo, en Perú y en Siberia, y ayer se explayó sobre todo en algunos casos siberianos. Contó que después del viaje a Siberia tuvo noticia de un chamán de esa zona que entra en trance poniendo su mano sobre una pared en la que existen grabados antiguos.
También habló sobre las pintutras rupestres en las que aparece una mano en negativo. «Algunos dicen que es algo así como la firma de autor. Yo no lo creo así, porque aparecen también negativos de manos de niños. Yo pienso que ese tipo de pinturas se engloban también en las prácticas chamánicas».
vía diariovasco.com.
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